“Cerré los ojos y ahí estabas, tan hermosa como siempre. El panorama se fue expandiendo y ya no estabas solo tú, aparecieron tres hombres parados con pistola en mano dialogando agitadamente. Yo estaba atada completamente a una silla, tú me mirabas asustada y sorprendida. No entendía, en absoluto, qué había sucedido, por qué yo estaba tan inmovilizada y tu mirada no era tan solo susto sino también sorpresa. Se acercaron a ti y empezaron a gritar, paralelamente, mi corazón empezó a agitarse, no logré descifrar qué es lo que decían, asumo que estaban cuestionándote algo, sin embargo, no me importó entender, sentí que algo estaba cargando dentro de mí, toda la energía de mi cuerpo se activó, mientras más veía cómo te asustabas, mi miedo se iba transformando, pasé de sentir temor y susto a sentir ira y cólera, experimenté muchas emociones más, en segundos que parecían horas, una sutil vibración recorría todo mi cuerpo, empezó a hervir algo dentro de mí y luego te golpearon, en ese instante todo se transformó en desesperación y me sentí invencible, 100%, carga completa. Como hilo, rompí las sogas que me ataban y en un segundo, ya estaba parada al costado de los hombres dispuesta a matarlos. Nunca había peleado antes, fue algo innato, natural, solo me dejé llevar, sus movimientos eran tan lentos y los míos tan rápidos, no entendía nada, pero tampoco quería hacerlo, me gustó golpearlos, era fuego y ellos ya eran cenizas. Estaba ardiendo, de pronto, uno de ellos osó apuntarme con una pistola, fue un grave error porque en ese momento, no era yo, o al menos, era un yo que no conocía y del cual aún no disponía. Disparó y la bala fue acercándose hacia mí lentamente, me hice a un lado y disfruté cada proceso que manifestó su gesto de sorpresa y temor, era un cuerpo que no pensaba, irracional, tan solo procesaba y actuaba, mecánicamente. La pistola estaba en mi mano, apuntando al hombre directamente al corazón, quería matarlo, iba a hacerlo, cuando de pronto escuché tu grito y entré en razón, sin embargo, ya había apretado el gatillo, la bala fue directamente a su hombro, que en su momento, yo asumí fue su corazón. Los otros dos hombres estaban tirados en el piso, inconscientes y él, aquella cosa, pareció estar muerto, tengo su rostro tatuado en mi alma. Alejé toda arma de ellos y corrí hacia ti para desatarte, empecé a sentir frío, ya no estaba ardiendo, me sentía débil y te abracé, volví a ser mortal. Solo atinaste a decirme te amo muchas veces y a sonreír, fue una alegría histérica, pero pude ver aquella sonrisa que me alivia una vez más. Empecé a sonreír contigo.
Y si dentro de nosotros, de todos nosotros, existe un superhéroe, pero también un villano, a veces aparece el villano, mayormente el superhéroe, a veces se mezclan ambos y sale una combinación rara y confusa. No comprendía si lo que acababa de pasar fue adrenalina en su máximo esplendor, o si esos fueron poderes. Estabas muy amarrada y me acerqué a un cuchillo para romper la soga, maldito cuchillo, maldito momento, maldita vida y maldito villano, la cosa que pensé muerta, tenía una pistola en su pierna y te disparó con ella, directamente al corazón, él no falló. Es ahí cuando despierto, mi pesadilla de todos los días que mi memoria no deja de revivir cuando cierro los ojos. Tu intento de no volverme una homicida, resultó en tu muerte, si tan solo le hubiese dado en el corazón, así como él hizo con la única bala que tenía. Yo amanecí en un hospital, los tres en prisión y tú, tú no amaneciste nunca más.
No logro recordar mucho, sé que estábamos en un taxi, yendo a ver alguna película cuando de pronto subieron dos hombres al auto y nos amenazaron con armas mientras el conductor dirigía a gran velocidad. No mencionaron palabra alguna, tampoco parecían los típicos malandros que suelo ver en noticias, ellos estaban cumpliendo órdenes y parecían diestros en hacerlo. El miedo que sentí activó algo en mí, empecé a observar detalladamente cada parte de ese auto, cada músculo de aquellos hombres, el miedo empezó a transformarse en una acción aún reprimida, sentí que desperté, me encendí.
Después de eso, no recuerdo nada más de lo que ya mencioné. Ahora, seis meses después, continúo sin saber más. Estos seis meses han sido lo peor de mi vida, me he reinventado de una manera caótica y oscura. He estado en terapia, en prisión, en hospitales, en medicina y psiquiatría, dejé que mi lado villano fluya, aprendí mucho de él y de mí, o de mi nuevo yo, porque del pasado no queda nada. Surgió un antes y un después, muy marcado y completamente distintos, como en todo acontecimiento transcendental como este. Resultó que sí, que tengo algún tipo de poder dentro de mí, sin embargo estoy muy segura que en realidad todos lo tenemos, solo que muy pocos logran conocerlo y mucho menos exteriorizarlo y controlarlo, yo aprendí a hacerlo. Me prometí nunca matar a alguien, por ti, y fue difícil, sabes, estuve muy cerca de matar a esos tres hombres, más que nada, a la cosa que te borró del mundo material para dejarte en mi mundo interior. Nunca obtuve respuestas pero tampoco las busqué, quise alejarme de todo aquel suceso y guardarte en mí, resentida con el universo, solo busqué caos y locura. Un psicólogo me recomendó escribir, me dijo que te escriba, y aquí estoy, siguiendo la tarea de alguien que no sabe nada de mí, que ni siquiera imagina por lo que he pasado, mucho menos tiene idea de lo que soy y pretende así ayudarme. Salí de mi casa y ahora vivo en un cuarto, lo pagué por un año con los ahorros que tenía, dejé el trabajo y los cursos de post grado, el deporte, las clases de tiro, todo, estarías muy decepcionada de mí, ahora me alimento porque robo y mi familia aun así intenta ayudarme, no los entiendo, los trato muy mal, perdí a mis amigos de esa manera, sin embargo, cada que me aparezco moribunda en sus casas no dudan en brindarme ayuda. Aprendí a pelear, lo hago muy bien, trato de no abusar de mi ventaja o poder, ya que la única manera de activarlo es a través de mis emociones, así fue como aprendí a controlarlo, ya puedo razonar al momento de estar en ese auge de adrenalina y eso me ha vuelto mucho más hábil y no tan solo fuerte, fue difícil llegar a ello, al comienzo era un incendio incontrolable. Bebo y despierto con cualquiera de manera desechable. Nadie me llena y nadie me llenará como tú. No sé qué hacer, a veces quisiera morir, pero sé que aún no es hora. Te amo y te extraño como nunca y como siempre, mi amor.”
“Escríbele, pon la carta en un sobre y tráela”, después de 6 meses que no seguía instrucciones y decido hacerle caso a un completo desconocido que piensa ayudarme sin saber absolutamente nada de mi mundo y mucho menos de cómo funciona la vida realmente. Si pensaban que estaba loca, ahora ciertamente lo estoy.
De alguna u otra manera,
me sentí mejor, un poco más liberada después de reprimir tanto, me sentí un poco más cerca de ella, como si aún estuviera aquí, fue un breve alivio. De manera predecible, mi oscuridad tragó esa alegría y me sentí absurda, inútil. Pero esta vez, no le hice caso, volví a sentarme y empecé a escribir nuevamente, escribí una carta a todas las personas que me importaban y que en estos seis
meses había tratado muy mal, me despedí, mencioné que pronto sabrían de mí, que no se preocuparan, les pedí confianza cuando lo único que supe hacer últimamente fue ganarme lo opuesto. Conversé con la dueña del cuarto que habitaba y milagrosamente, me devolvió el dinero de los 6 meses que restaban, asumo que solo me quería fuera de ahí, coloqué ciertas cosas en mi mochila y me dirigí al aeropuerto, sin razón ni motivo pero con mucha intuición, el universo estaba actuando a través de mí. No estaba razonando, no me lo permití, solo me movía y me sentí libre, por fin.
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